Las velas son potentes ofrendas y poseen distintas propiedades, de acuerdo con sus colores.
Es un icono representativo de la vida y la energía, las velas están presentes en todas las religiones.
En donde hay una vela encendida, notamos una paz interior que no se puede explicar.
La luz de la vela representa el elemento fuego, como purificador de las energías.
Son las receptoras simbólicas, de los pedidos que cada persona realiza de acuerdo con su fe y creencias.
Se dice que la vela nos representa a nosotros mismos, en cuerpo a través de la cera, en mente a través de la mecha, y en espíritu a través de la llama encendida por lo que se dice que tienen propiedades casi “mágicas”.
Donde hay luz no puede habitar la oscuridad, por ello las velas son un excelente recurso para sentirnos seguros y tranquilos.
El fuego es el elemento del cambio, el deseo y la pasión.
En cierto sentido, contiene en su interior todas las formas de magia, puesto que la magia es un proceso de cambio.
Es el más espiritual de los elementos, las velas simbolizan la capacidad de transformar la voluntad individual en un plan de acción. Simbolizan la búsqueda de una elevación espiritual.
Las velas de color blanco simbolizan la pureza, de la intuición y de la espiritualidad. Por eso, las velas blancas pueden ser usadas en cualquier ritual de protección espiritual. Alejan energías negativas, fortalecen la energía personal y mantienen la armonía.
La manera más fácil de llegar al elemento fuego, es a través de las velas, A la hora de encender velas es importante hacerlo con intención. “Las intenciones son decretos y para eso, deben hacerse en forma afirmativa, en la intención agradezco porque lo que intenciono, ya es.
Si deseamos amor, por ejemplo, el procedimiento sería tomar un porta-vela o un platito con miel, y colocar el papel con la intención arriba. La intención debe tener forma de decreto, como por ejemplo: “estoy lista para que llegue el amor mutuo a mi vida. A la hora de emitir la intención, debo ser muy preciso.
La cuestión de cómo encenderlas, también es un punto importantísimo. Las velas deben encenderse con fósforos de madera, ¡no con encendedores! Se trata de que todas estas prácticas se sostienen sobre rituales que son ancestrales. Se aconseja dejar las velas en un lugar de la casa donde no corran peligro. Si la llama arde mal, o larga una “chispita”, probablemente es porque hay una energía densa alrededor. Si la vela se apaga sola, inmediatamente después de prenderla no es buena señal. Puede que el ambiente esté cargado de una energía muy negativa. Si la vela se apaga tres veces, se recomienda no volver a encenderla más, eliminarla y reemplazarla, si este fenómeno se repite, es recomendable llamar a expertos y acudir a limpiezas energéticas.