Imbolc es una celebración celta antigua, que se celebra en la mitad de invierno, alrededor del 1 de febrero en el hemisferio norte y el 2 de agosto en el hemisferio sur. Esta celebración se asocia con la llegada de la primavera y con la preparación para la nueva cosecha. Se celebra el despertar de la tierra y la recolección de la cosecha. La palabra "Imbolc" proviene del gaélico antiguo y significa literalmente "en el vientre", lo que sugiere la preparación de la tierra para la nueva cosecha.
Durante la celebración de Imbolc, los celtas honraban a varias deidades, como Brigid, a quien honraban como diosa de la fertilidad, sanación, poesía, música y artesanía. Los celtas también honraban a otros dioses y diosas relacionados con la primavera, como la diosa celta de la cosecha, la diosa celta de la naturaleza y la diosa celta de la vida. Se hacían ofrendas a estas deidades para pedir fertilidad y una buena cosecha.
Durante Imbolc, los celtas también usaban velas para representar la luz de la primavera. Estas velas eran un símbolo de la luz de la vida y de la esperanza para el año nuevo. Las velas se encendían para honrar a los dioses y diosas y para pedirles su bendición.
Los celtas también hacían rituales de limpieza durante Imbolc. Se creía que estos rituales ayudaban a purificar la tierra para la nueva cosecha. Estos rituales podían incluir la limpieza de casas, establos, graneros y cualquier otro lugar que se relacionara con la cosecha.
Además, durante la celebración de Imbolc, los celtas también hacían rituales de curación para sanar a sus seres queridos y para curar a la tierra. Estos rituales implicaban el uso de hierbas medicinales y encantamientos.
Los celtas también usaban Imbolc como una ocasión para celebrar sus promesas y acuerdos. Se creía que los acuerdos hechos durante Imbolc eran bendecidos por los dioses y diosas y se consideraban sagrados. Esta costumbre también se asociaba con los rituales de limpieza y curación.
Los celtas también usaban Imbolc para recordar sus antepasados y honrar su memoria. Se creía que los antepasados estaban cerca durante Imbolc y se les invocaba para que bendijeran la tierra y la cosecha.