La cruz egipcia, conocida también como Ankh o Anj, era originalmente un jeroglífico egipcio utilizado para representar la palabra “vida”. Por extensión, esta cruz se convirtió principalmente en un símbolo de la vida.
El símbolo del Ankh también se ha interpretado como un símbolo de equilibrio entre fuerzas opuestas, por ejemplo, entre la masculinidad y la feminidad. También puede representar alegría, energía y fertilidad.
En el antiguo imperio egipcio solo el faraón era digno de llevarla, pero ya en el imperio nuevo era un signo que podían usar todos los egipcios para evitar maldiciones y encantamientos y se ofrecía a los labios del faraón como símbolo de soplo o aliento de la vida. Fue utilizada incluso como amuleto para los muertos; han encontrado momias que contenían en su envoltorio esta llave de la vida para proteger el alma del difunto de los peligros que había de sortear durante su viaje al inframundo y poder alcanzar la vida eterna.
Muchos de los dioses de Egipto son representados sosteniendo el ankh, pero Isis con más frecuencia que la mayoría por lo que esta cruz llegó a ser de popular uso en Egipto durante el Periodo Dinástico Arcaico con el auge de los cultos a esta maga poderosa, esposa de Osiris, el dios de los muertos, y madre de Horus.
Es considerada la primera gran hechicera de todos los tiempos y está fuertemente ligada a este símbolo al ser ella quien precisamente le devolvió la vida a Osiris su hermano y esposo: con sus conocimientos mágicos consiguió resucitar a su marido y proteger al pequeño Horus del asesino de su padre, el dios Set.
El lazo de la parte superior es asociado a la energía femenina y a la diosa madre Isis. La parte inferior se asocia a la energía masculina y al dios Osiris. Algunos atribuyen la forma de la parte inferior de la cruz al aparato reproductor masculino (asociadas al dios Osiris) y la parte superior al útero de la mujer.
Se dice que representa el aire y el agua, como elementos importantes para dar la vida. La unión del cielo con la tierra.
También la muerte del Sol por la llegada de la noche y su renacer. Está formada, iniciando desde arriba, por un círculo u óvalo, símbolo de lo que no tiene principio ni fin y que representa el mundo celeste, el espíritu de Ra, el Sol para los egipcios.
Este círculo sirve también como el asa de la llave, de donde la toman los dioses y los faraones que la portan. Este círculo se apoya en una línea horizontal que simboliza la tierra, semejando cuando el sol se pone en el horizonte. Esta asociación con el sol significa que el ankh es tradicionalmente dibujado en oro -el color del sol- y nunca en plata, la cual es asociada con la luna.
La fuerza del Ankh:
En la actualidad, se considera un Talismán energético, un amuleto activo, que genera emisiones sutiles de radiación benéfica, detectable mediante métodos de la radiestesia. Se dice que es el Talismán más poderoso que se conoce, afirmando algunos que incluso es superior al anillo Atlante.
Finalmente, vamos a recomendarte que realices una meditación utilizando una Cruz Ankh, comenzando por ponerte ropa cómoda, prepara el ambiente, elimina las posibles distracciones, coloca incienso y si lo deseas coloca música relajante, respira profundo varias veces, relájate, concéntrate y trata de visualizar una luz blanca que te rodea, y trae a tu mente la figura de la Cruz Ankh, para que recibas su energía divina y traiga salud a tu vida, agradece, respira profundo y finaliza la sesión. Es recomendable que esta meditación tenga una duración de cinco a diez minutos.
Recuerda que lo más importante es creer, fijar la atención en un símbolo que puede traerte beneficios a tu vida, desde el plano físico, mental, emocional y/o espiritual, por lo que tu actitud es fundamental para lograr que tus objetivos se puedan cumplir.